Tratamiento de la adicción a las pantallas y/o los juegos
En los artículos anteriores hemos definido y dado pautas sobre la realidad actual de muchos jóvenes que sufren adicción a las pantallas y a los juegos y videojuegos. Para dar respuesta, a dudas y ayudaros, contamos con una entrevista realizada por Belén de la Osa Cabo, psicóloga sanitaria de la asociación AFAVAL con sede en Extremadura.
¿Con qué edad acuden a vuestra asociación jóvenes con problemas de adicción al juego y las pantallas? Las edades con muy variadas. En el último año han acudido usuarios de 6 y 8 años los más pequeños, en cambio, también hemos tenido a usuarios de 28 años. Hemos tenido también un repunte de menores entre 13 y 16 años, pero en general son edades muy variadas.
¿Hay alguna diferenciación por sexo, edad, raza o clase social entre los chavales que acuden a vuestra asociación?
El rango que más predomina se encuentra entre los 13 y 16 años. Los mismos vienen normalmente por señales de alarma que han percibido sus progenitores, es decir, que los/as chicos/as no vienen de forma voluntaria. Sin embargo, los/as que son mayores de edad, en ocasiones, vienen por cuenta ajena a lo que sus padres opinen, aunque en algunos casos también se han visto obligados los padres a asistir.
Lo que ocurre con el sexo es muy curioso ya que la mayoría de los usuarios acuden por conflictos con videojuegos siendo el Fortnite por excelencia, aunque también se han escuchado otros como el Minecraft, FIFA, LOL o juegos sin hacer uso de Internet. Sin embargo, las usuarias acuden por conflictos con el teléfono móvil y redes sociales como el TikTok e Instagram. También se ha escuchado la plataforma Roblox donde aparece acoso por el chat del juego.
En cuanto a la raza y clase social no se han visto grandes diferencias en nuestro entorno.
¿Cuáles son las primeras señales de alarma que deben de controlar los padres para evitar que sus hijos sufran una adicción al juego y/o pantallas?
- Bajo rendimiento académico.
- Irritabilidad y cambios de humor.
- Poca tolerancia a la frustración.
- Pasar munchas horas de conexión.
- Perder la noción del tiempo.
- Necesidad de usar el móvil/ordenador continuamente causando nerviosismo, dificultad de separarse de la pantalla…
- Dificultad para concentrarse y atender.
- Dolor de ojos, espalda y cabeza.
- Malos hábitos de sueño.
¿Cuáles son las consecuencias para la salud en los adolescentes la adicción al juego y las pantallas? ¿Pueden volver a recaer?
Es evidente que los daños físicos aparecen de forma automática como dolores de espalda, cabeza, sobrepeso u obesidad, cansancio permanente… sin embargo, preocupa más los daños psicológicos que, en ocasiones, causa la adicción.
En la mayoría de los casos nos hemos encontrado con lo que llamamos la metáfora del Iceberg.
Lo que se ve del/la usuario/a es su conducta adictiva hacia una máquina u aparato electrónico, sin embargo, no se ven sus pensamientos ni tampoco sus sensaciones y mucho menos sus sentimientos que quizás, puedan estar incomodándoles en su día a día en ambientes como el familiar, académico o social. ¿Qué ocurre cuando un/a menor no se encuentra bien y quiere evitar un daño? Se refugia y, a día de hoy ese refugio es Internet, redes sociales, videojuegos, YouTube, Netflix… que, además, se comienza a fomentar el aislamiento puesto cuantas menos personas haya alrededor, menos amenazas y peligro se sufre.
Es imprescindible conocer que le ha propiciado al/a la usuario/a para llegar al estado en el que se encuentra cuando acude a consulta.
El juego on-line y muchos videojuegos implican el pago para poder continuar jugando, y se hace uso de la tarjeta de los padres, ¿Cómo se procede en estas circunstancias, dónde el hurto es por parte de un menor y es tu hij@?
Cuando nos encontramos con situaciones de estas características realmente no se sabe nunca como actuar. Cada familia es diferente, con distinto apego, forma de educar y comunicación.
También influye mucho la edad del/la usuario/a puesto que si se encuentra en edades tempranas (menor de 13-14 años aproximadamente) se puede trabajar con él/ella el autocontrol y los peligros que tiene tener ese tipo de actos ya que a partir de los 14 años entra en vigor la ley del menor. No suele haber un trasfondo más allá del querer jugar y tener más skins y pases de batallas.
Sin embargo, cuando el/la usuario/a es mayor de 14 años la racionalidad comienza a jugar un papel importante, a pesar de que la impulsividad sigue ocupando su lugar. A partir de esa edad, los/a chicos/as comienzan a tener intencionalidades más allá que el solo querer jugar, actúan de forma muy interesada y beneficiosa para ellos/as mismos/as haciendo uso de una manipulación mas violenta y grosera. En estos casos se tendría que trabajar más profundamente esas intencionalidades y como se ha dicho anteriormente, esa parte del Iceberg que no se ve.
Cabe destacar que siempre se puede pedir ayuda a la policía en casos muy extremos como el maltrato físico.
¿Los chavales, que sufren adicción al juego y/o las pantallas, cual es el tipo de tratamiento para resolver su adicción?
En AFAVAL trabajamos de primera mano el establecimiento de horarios en donde se propongan horas para realizar primero actividades de responsabilidad como estudiar, ordenar la habitación, algunas tareas de casa… para luego pasar tiempo con el ordenador, teléfono o Internet, con un horario reducido.
El horario se realiza y se pacta con el/la menor junto con las figuras de referencia con las que vive ya que ellas también tienen que estar de acuerdo con el mismo y, además, nos sirven de ayuda como co-terapeutas. Se imprime a color, puesto que es muy importante que el horario se encuentre visible y con colores que sea agradables a la vista.
Una vez trabajando lo que más urge para que haya una convivencia más estable se procede a trabajar los conflictos familiares tanto por un lado (menor) como por otro (progenitores). Es decir, se crea un espacio en donde el/la menor pueda sentirse libre de opinar factores que le impiden su desarrollo, le incomoden y, por ende, le hacen sentir mal. Se trabaja también con los progenitores para que entiendan la situación que existe en el hogar y puedan actuar de la mejor forma con su hijo/a ya que, en muchas ocasiones, los/as menores utilizan el Internet como vía de escape por problemas que están viviendo y no cuentan.
¿Cuál es la edad recomendada para que los niños tengan contacto con las diferentes pantallas? Algunas recomendaciones según la edad.
Es muy complicado contestar a esta pregunta con exactitud ya que cada familia tiene una forma de educar y situaciones diferentes en el hogar. Además, la tecnología está en nuestras vidas de una forma u otra sin poder echarla ni deshacernos de ellas, incluso los/as niños/as en el sector académico requieren de ella a través de plataformas como classroom, rayuela o kahoot.
No podemos obviar que el Internet ha sido un progreso en la sociedad que nos trae mucho entretenimiento y aprendizaje, pero no podemos abusar de ella como una “salvación” para que nuestros/as hijos/as se entretengan desde corta edad. Como progenitores y profesores se debe potenciar el ocio alternativo, el saber aburrirse, la creatividad, la imaginación, juegos simbólicos… y que, por supuesto, también se valorase la opción de Internet, pero no como la primea y única. ¿Qué quiero decir con esto? Realmente no hay una edad exacta para dar o no dar un aparato electrónico, contando con que la TV ya lo es y muchos/as niños/as con corta edad manejan el mando de la TV como si fuese suyo.
Cuando los/as niños/as son pequeños (menores de 13-14 años) la responsabilidad recae en los progenitores y tienen que existir controles parentales, horarios, límites, actividades extraescolares y una supervisión sobre qué es lo que visualiza el/la menor (pornografía o vídeos de YouTube inapropiados para su edad entre otros).
Uno de los problemas más frecuentes con los que acuden los progenitores a consulta es ¿a qué edad le tengo que regalar a mi hijo/a un teléfono propio? Hoy en día nos encontramos con niños/as que por su comunión le regalan un teléfono móvil propio. Desde AFAVAL si desaconsejamos que un/a menor a esa edad ya posea un teléfono. Entre los 12-13 años, cuando el/la menor ya sea consciente de los riesgos de las redes sociales, plataformas, dinero virtual, videojuegos, etc; sería un buen momento para comenzar a que él/ella mismo/a comience a navegar por Internet de forma autónoma, eso sí, con controles parentales, horarios, límites como se ha dicho anteriormente.
¿Cómo podemos diferenciar si el uso es correcto o se está convirtiendo en una adicción?
Es muy importante tener en cuenta que no se puede aislar a un/a adolescente sin Internet por miedo a que esto se pueda convertir en una adicción. Es por eso que se exponen a continuación las demandas más destacadas que escuchamos:
- Falta de hábitos y responsabilidades por tener más tiempo para hacer uso de Internet. Entre ellos destacan la falta de compromiso para los estudios.
- Manipulación constante. Algunos ejemplos son: “si estudio media hora más, me dejas más tiempo con el teléfono”, “solo voy a clases particulares si me dejas el teléfono”, “eres tú la/el que me tiene que levantar por las mañanas, es tu culpa”…
- Cambios de humor e irritabilidad cuando se implantan horarios o límites llegando incluso a malos tratos e insultos.
- Aislarse en su habitación y jugar online con sus amigos a cualquier hora, cualquier día.
Se tiende a manifestar que los videojuegos son causantes de muchos comportamientos incorrectos entre niñ@s y adolescentes, pero hay muchos tipos de juegos, y juega un papel importante en la elección del juego, los adultos, ¿Qué deben de tener en cuenta los padres a la hora de comprar un juego a sus hij@s?
Si es cierto que muchos videojuegos propician el mal lenguaje, la violencia y conductas disruptivas como golpes. Pero no todos los videojuegos tienen una gráfica visual en la que expongan eso, como es el caso de Fortnite.
El Fortnite y el Call of Duty propician lo que se ha comentado anteriormente, en cambio, sus gráficos con muy distintos:
Como se puede observar, el primero tiene gráficos más coloridos e infantiles, en cambio, el segundo son más reales y con colores más apagados. Es más, la edad recomendada del primer videojuego son 12 años y del segundo 18. Sin embargo, los dos tienen el fin de matar al rival y además, se puede hablar de forma online con cualquier persona con edades muy variadas y con un lenguaje diferente.
Es imprescindible que el/la adulto/a antes de comprar el juego a su hijo/a, sepa cual es la edad recomendada y en que consiste el videojuego.
También, en el caso de querer comprárselo por algún motivo que el padre o la madre crea pertinente, sería recomendable que el/la menor juegue en sitios visibles del hogar como el salón para así poder vigilar su lenguaje, con quien está jugando, ya que en estos chats también puede haber acoso por otro jugador; y como actúa cuando pierde alguna partida.
No olvidemos que la autoridad en el hogar y fuera de él son de los progenitores.
Belén de la Osa Cabo. Psicóloga Sanitaria con colegiación EX – 02303.
Desde pequeña siempre he tenido la necesidad de querer ayudar a los demás, de escucharlos, de acompañarlos… Cuando entré en la adolescencia y fueron ocurrieron sucesos desagradables en mi vida supe que quería dedicarme a la psicología. Empecé a estudiar y me di cuenta que la población infante – juvenil no se encuentra tan atendida como se debería. Es una población vulnerable, sin herramientas y con ganas de vivir al máximo y evitar el sufrimiento. Es ahí cuando tuve claro que quería profundizar más en esta población específica, en saber cómo podía ayudarlo. Justo ahí comencé mi camino en AFAVAL, una asociación sin ánimo de lucro donde trabajamos con adolescentes y sus familiares sobre problemas con conductas adictivas y disruptivas. Uno de mis objetivos principales es darles el lugar que se merecen, un lugar en donde se sientan escuchados, valorados y cómodos para poder expresar lo que ellos crean necesario ya que, en la mayoría de las ocasiones, el consumo viene desencadenado por la falta de gestión en algunas situaciones en su día a día, las estrategias que ponen en pie para conseguir el “no sufrimiento”, la forma de relacionarse con ellos mismos y con los demás…
Quiero seguir formándome y conociendo nuevas formas de ayudar, en cambio, hasta el momento, me siento muy orgullosa de poder ofrecer un espacio en donde ellos son los más importantes.